27 de Abril 2018
Volvemos a la Península Ibérica, después de la aventura en las Azores, del año pasado. Visitaremos la región del Duero Vinatero, productor del vino de Oporto.



Una vez más en el puente de mayo es la hora de volver a tierras lusas, ya que el país vecino es un jardín lleno de caminos y estupendos paisajes, y aún nos queda mucho por descubrir!
El viernes 27 de abril, nos reunimos en Portugal, cerca de la frontera en la ciudad fortificada de Almeida. Durante la tarde, poco poco, el grupo se reúne dentro de la fortaleza, llena de historia y de calles para caminar. Por la tarde ha llegado también nuestro guía portugués Vitor que orienta al grupo hacia algunos puntos de interés, como el museo militar, las puertas de entrada y salida del fuerte, cada una con su nombre y santo protector; la plaza central.
Hace frío, pero sin lluvia, nada normal en esta época. Al final de la tarde, ya con gran parte del grupo, Vitor nos ofrece una sorpresa, visitar el pueblo del lado español, llamado Aldea de Obispo. Pequeño pueblo pero con un bonito hotel también instalado dentro de la fortaleza. Es un espacio de calma y lujo muy interesante!
Por la noche la cenamos en el hotel, Ya con todo el grupo alrededor de la mesa. Es momento de hacer algunas presentaciones, de los recién llegados al club y empezar a conocer la gastronomía de Portugal!
Día 28 – Sábado
Sábado amaneció nublado, pero había entusiasmo a tope! La primera incidencia, vino de la mano del Tuareg de Jose Antonio con problemas de motor de arranque. (Sin posibilidad de reparar, pues es sábado). Visto que el problema solo consistía en tener la precaución de aparcar en cuesta, seguimos viaje. Después del desayuno, el «jefe» portugués nos presentó la ruta del día. Había que comprobarlo en el exterior, así que entramos en los coches y nada más arrancar salimos de carretera.
Salimos del pueblo por una bonita puerta, pero antes dimos una pequeña vuelta Almeida pues algunos no habían tenido tiempo de visitarla ayer. Dejamos atrás el fuerte y tras 4 o 5 km, tomamos un camino agrícola. Al fondo ya se ve la Serra da Marofa donde tomaremos el Angelus. Por esta zona, los paisajes son mayoritariamente agrícolas, pero pronto llegamos al Parque del Douro Internacional. Llegamos a Castelo Rodrigo, unas curvas, cada una con una imagen religiosa, es un vía crucis muy poco utilizado, pero con buenas vistas!
Poco a poco ascendemos a la cumbre, uno de los puntos más altos de la región, con un Cristo de piedra. El frío reinante nos invita a bajar al Castillo de Castelo Rodrigo, fortaleza muy bien conservada, que visitamos con tiempo. Comemos en un merendero, no es que fuera lo más confortable, pero la comida calientita, nos animas para seguir la tarde.
Iniciamos la tarde por caminos agrícolas, que poco a poco se adentran en una zona quemada. Estamos en medio de la nada, pero merece la pena, por el vadeo que vamos a cruzar. Todos los coches pasan sin problemas, y a continuación el paisaje cambia de nuevo para llegar a zonas de almendros y viñas. Al final de la tarde, estamos en un mirador con vistas sobre el Valle del Côa. Donde nuestros amigos portugueses nos regalan una copa de vino de Oporto, acompañados de higos con almendras de la región. Que sorpresa más agradable. Después de inmortalizar el momento, continuamos en dirección al hotel. Pero antes bajamos por caminos hasta la hoz del río Côa, que desemboca con el Douro. Llegamos al hotel Termas de Longroiva sobre las 18h, la recepción se encuentra en el edificio antiguo, muy bien restaurado, desde donde sale un edificio de arquitectura moderna, con las habitaciones.
El resto de la tarde los pasamos entre la piscina exterior de agua caliente, y las termas. Por la noche nos juntamos en el bar, antes de cenar. Rica cena, con pescado y barbacoa, y una gran variedad de postres. Sin duda estábamos en un hotel de calidad. Después de la cena, nos esperaba un gin tónic, y comentar las pistas del día.
Día 29 – Domingo
Amancio mal tiempo. Salimos del hotel, bajo la lluvia en dirección a Marialva, presidido por un castillo imponente en el alto. Aquí nos juntamos con el «jefe» de grupo Eduardo y su novia Raquel, que por motivos personales han perdido el primer día de ruta, ahora sí, el grupo estaba completo!
Nos internamos en caminos entre viñas, con algunas zonas intercaladas de almendros y olivos. Algunos mantienen preciosos tramos de adoquinado portugués. A media mañana, aprovechando la pausa que nos da la lluvia, paramos para la tradicional chorizada portuguesa al orujo. Una especialidad muy apreciada en el grupo, que año tras año Vitos y Carla, nos ofrecen, como parte de su tierra.
Seguimos camino, pues la ruta tiene muchos kilómetros, aunque sea circular. Algunos almendros, y están en flor. Y llegamos a un antiguo castro en lo alto, donde sin dudo hubo una antigua población. La temperatura y el viento no hacen agradable la visita, así que nos subimos de nuevo a los todoterreno. Un camino en descenso, nos llevara a la zona de comer, Hemos conseguido un buen lugar en una ermita, abierta, pero a cubierto de la lluvia y el viento.
Por la tarde, volvemos al Valle del rio Côa, pasando por el pueblo de Muxagata, ahora abandonado, a continuación bajamos por caminos en dirección al vadeo de la Ribera de Piscos, que nos acompañó junto al agua, con varios pasos de agua interesantes. Estrechos caminos, con mucha vegetación nos lleva a una Quinta de vinos, junto al rio y donde las viñas ya estaban cargadas de verdes frutos, aunque un poco retrasadas por el frio. Saliendo de la quinta, descubrimos a Nanda y otro coche, que se han perdido y están buscando el buen camino. Desde lo alto les damos las indicaciones correctas y retoman el camino. Las pistas continúan entre viñedos, como no, y olivares, cruzando algún pequeño pueblo. Por el camino nos encontraremos la antigua Torre de Menaje, con un pasado de guerras y que ahora es solo un monumento. El resto de la tarde nos entregamos al relax en el Spa del hotel. E incluso celebramos el cumpleaños de Carlitos, brindando con champagne, dentro del agua de la piscina caliente.
Día 30 – Lunes
En este día cambiaremos de zona, entrando en la zona central de la región del Douro. Y cambiamos de hotel, pero seguro que iremos a mejor. Salimos temprano del hotel, pasando por última vez por el centro del pueblo de Meda. Entramos en caminos agrícolas, entre vallas de piedra, el paisaje es diferente al de la región del Côa. Pero no menos interesante. Un fuerte bajada nos llevó hasta un rio muy chulo, con cerca de 20m de agua y corriente. Separaban las dos márgenes, el vadeo sirvió para hacer buenas fotos y algunas risas, como cuando Edu fue salpicado por alguno de los coches al pasar, mientras intentaba sacar la mejor foto. Hay profundidad y a algunos coches les desaparece el capo bajo el agua. Es una zona muy bonita llena de vegetación. Continuamos después por rápidos caminos en dirección a la capilla de Nª Señora del Viso, con una fenomenal vista sobre el Vale del Doro. Antes hemos pisado la N222, por breve espacio de tiempo. Después de esta parada donde hemos aprovechado para picar algo y conversar un rato. Seguimos hasta el punto de comida que será en uno de los mejores miradores sobre el rio Douro. Los caminos hasta aquí han intercalado tramos de carretera e caminos, pero ahora una espectacular bajada entre olivos y viñedos, se convierte en un slalom sensacional.
Llegamos a la zona de comida, sin mayores problemas. Una parte del grupo se había adelantado y ya nos estaban esperando, La comida al sol y sin prisas, permitió a Raquel desplegar su tienda de “Ropa Iberutas”. Las risas por el ambiente a mercadillo no faltaron. Y el tomate Raff de Juan Antonio, con sal, estaba riquísimo.
Después de comer, los más aventureros han subido al mirador en el alto, y ha merecido la pena, las vistas.
Ahora tocaba disfrutar de la carretera N222, considerada la carreteras, más bonita del mundo. Por su paisaje y trazado, que contiene todo tipo de curvas que hacen las delicias de conductores de coches y motos.
Una nueva actividad nos esperaba, un agradable paseo en barco por el Douro, porque nos solo de caminos vive el hombre. El barco, llamado Rebelo, es una embarcación típica que hace muchos años bajaba, el vino, hasta Oporto.
Después de un café, una corta visita al pueblo y en especial a la estación de trenes con azulejos pintados, volvemos a juntar junto al rio. Para continuar, por la N222, descendiendo el Douro, disfrutando de sus esclusas y comprobando su funcionamiento, al ver los barcos pasándolas. El Hotel Douro Scala, nos espera, tras una subida, entre viñas. Entramos en la Quinta, por un camino adoquinado que nos lleva hasta la cumbre del monte, al fondo una casa antigua, con una parte moderna. Sera nuestro lugar de descanso las próximas dos noches.
Para finalizar el día, tras un breve descanso, volvemos a Régua, la capital del vino de oporto, donde visitaremos y cenaremos en una bodega.
Día 01 – Martes
Este será el último día de ruta, por eso iba a ser especial. Salimos del hotel un poco más tarde, pues la ruta era un poco más corta, pero no menos interesante. En este día nos espera la Serra do Marão, una montaña muy cerca del hotel con muchísimos caminos, por donde pasa el rally de Portugal. Vamos en dirección a la cumbre de la Sierra, por los rápidos caminos WRC. Casi arriba Vitor, nos guarda una sorpresa un fuerte cortafuegos, con piedra suelta, que no todos se atreverán a subir. En la cumbre, otra sorpresa, Nieve…!!! Que hará las delicias de los “jiperos”, como aquí nos llaman. Algunos ventisqueros tenían más de 50cms de altura. Nos hicimos la habitual foto de grupo, en el mejor lugar con un fondo de paisaje brutal detrás. El punto más alto de la Sierra, también fue el sitio ideal para la foto “Promyges”, que seguro pronto veremos en sus catálogos.
Bajamos otro bonito cortafuegos, junto a los molinos de viento. Y enseguida un merendero, nos sirvió como punto de comida.
Por la tarde seguimos por la Sierra, hacemos algún tramo más, del rally de Portugal WRC. Que resultaron muy rápidos y serpenteantes. Llego el final de la tarde y de nuevo tuvimos tiempo de disfrutar del hotel, de su piscina cubierta y el Jacuzzi. Incluso alguno hasta un masaje se dio. Para terminar la jornada, la cena se celebró cerca del hotel en el Museu del triciclo (y otros juguetes), que además nos sorprendió con una rica cena típica. Con el fútbol en la tele y una buena mesa llena de buena comida y amigos, fue la mejor manera de terminar, otra ruta en Portugal, con la promesa de volver el próximo año para la continuación.
Día 02 – Miércoles
Tras el desayuno, fue el momento para las despedidas, unos vuelven a España y otros, los Jubilados, continuarían unos días más por Portugal, visitando Oporto. El año que viene más y mejor.