21 y 22 de Enero



Con total ausencia de nieve, esta invernal anual, no perdió el atractivo de una de las zonas mas bellas de España.
Todos los años nos damos cita en esta zona, en busca de la preciada nieve. Pero este año, el blanco elemento, no nos acompañó.
La noche del viernes el punto de reunión, como siempre, fue en hotel La Reserva de San Leonardo, donde año tras año nos acogen estupendamente.
Tras acomodarse y realizarse las presentaciones, acudimos a El Hachero, restaurante situado en Navaleno, donde Víctor y compañía nos reciben calurosamente año tras año.
Tras la cena un rato de charla en el hotel, y a la cama para reponer fuerzas para la ruta…
El sábado amanecíamos con niebla. Recibimos en la puerta del hotel a los participantes, que venían solo el sábado. Y tras el breafing, nos pusimos en marcha.
Nuestros primeros pasos por campo, se realizaron por un camino lleno de hielo, y totalmente blanco. Víctor con su discovery se detuvo en el cruce de una pista, para solucionar un problema con la palanca del bloqueo. Tras un rato intentándolo no se pudo reparar, aunque parece que no tenia importancia y continuamos viaje.
Al llegar al mirador de la Galiana, la niebla cubría todo el cañón del rio Lobos, impidiéndonos disfrutar de las magnificas vistas.
Descendimos al interior del cañón, para hacer la visita a pie a este bonito parque natural.
Ya sin niebla recorrimos la distancia hasta la ermita y la cueva a pie. El sol permitió hacer bonitas fotos y disfrutar de una temperatura agradable.
De nuevo en marcha, hicimos una breve visita al castillo de Ucero. Nos pusimos de nuevo en ruta, estrenando nuevos caminos, que ponían más interesante esta parte del recorrido, en la zona de Cantalucia y Sotillos. Pueblo este ultimo abandonado y que refleja la típica arquitectura de adobe de la zona. El adobe, parecía esparcido bajo nuestras ruedas, en las siguientes pistas que recorrimos. El barro, aunque no abundante si ponía una pizca de salsa al recorrido, extremamente seco para esta época del año.
Nos internamos en una zona de pinares camino de la Fuentona, una laguna de aguas azuladas y que esconde una larga gruta submarina.
La parada de la comida la realizamos en “tendido de sol” junto a la ermita de Muriel de la fuente. Como siempre la comida fue motivo de charla y bromas, hasta la hora del café.
De nuevo sobre nuestra monturas, y con ligero retraso, se decidió no realizar la visita a Catalañazor y en compensación nos fuimos directamente a la trialera del día, que tuvimos oportunidad de hacer en subida y en bajada. Todos menos Josu, que dejo su Korando aparcado y acompaño a Juan en el Range, para evitar dañar su todocamino.
A continuación unas bonitas pistas embarradas, entre sabinas centenarias, llegamos a Cabrejas del pinar, listos para internarnos, a través de las pistas semiasfaltadas de Pinar Grande, hasta la estación del mismo nombre, escenario del rodaje de Doctor Zivago.
Ya anochecido, una pista llena de bañeras de agua nos llevo hasta el hotel.
Por la noche, repetimos escenario, y la cena nos supo a gloria en El Hachero.
El domingo la ruta seria solo de mediodía, tras recibir a los participantes del domingo, todos juntos partimos en dirección opuesta al día anterior, es decir hacia el norte. La pista salía prácticamente desde la puerta del hotel internándose en un cerrado bosque de pinos. Llegando al caserío del Amogable, donde tomamos una pista recién asfaltada, en busca del siguiente valle. Pero al dejar el asfalto, nos encontramos con un Guardia forestal, señalizando una montería. Pese a que nuestro permiso, nos permitía utilizar dicha pista, la caza prevalece, así que tuvimos que dar media vuelta, y buscar un paso alternativo.
Eduardo improviso otro recorrido, que nos permitió conocer el refugio de cabeza alta y el mirador del mismo nombre, con magnificas vistas al pico Urbion.
Una vez en Salduero, retomamos nuestro rutometro y comenzamos el ascenso al Pico Urbion, objetivo de nuestro viaje. Tras 10kms de ascenso, tomamos la pista que accede al pico, la más divertida del día, ya que sus profundas bañeras, ponían en dificultad a los vehículos.
Nuestro permiso nos permitía acceder solo hasta el cruce de la Laguna Helada. Punto donde, después de disfrutar de las vistas y un aperitivo, dimos media vuelta, en busca del ultimo tramo de la ruta.
Finalmente tocaba la visita a la laguna negra, que realizamos a pie, pudiendo comprobar que estaba completamente helada.
Solo nos quedaba recorrer algunos kilómetros más de pista pasando por el caserío de Santa Inés, para terminar en casa de nuestro amigo Jaime, en El Quintanarejo.
Pero antes dos dificultades, para finalizar el último kilometro de ruta, un par de pasos entre pinos, salvando sendos puentes de madera rotos.
El Bacón de Brezal nos dedico una comida con platos de cuchara, patatas con corzo y alubias pintas. Para terminar con una excelente carne de buey a la piedra.
En próximas ocasiones esperamos poder disfrutar de la nieve, que últimamente se hace de rogar.