Semana Santa

Una nueva edición de nuestro emocionante Raid por Marruecos, donde no faltaron las tormentas de arena y los momentos de placer.

Pese a la incertidumbre del norte de África, decidimos seguir apostando por Marruecos, y no nos defraudo, el país sigue siendo un sitio tranquilo para viajar y donde nos sentimos como en casa.
Día 1: Reunión en Algeciras
Hacía años que no quedábamos en Algeciras, pero para facilitar el viaje a los que trabajaban el viernes, decidimos no cruzar “el charco” el viernes.
Los participantes iban llegando al hotel Guadacorte, viejos compañeros, de Madrid, Valencia, Barcelona, volvíamos a juntarnos para afrontar la nueva aventura.
Día 2: Algeciras-Fez
Partimos para el puerto, para tomar el fast ferry a Tánger. La novedad, es que por primera vez íbamos a desembarcar en el nuevo puerto Tanger-Med.
Tras la travesía, el paso de frontera en el mismo puerto. Nuevas casetas, nuevas instalaciones, una carpa espectacular… pero el mismo desastre de siempre. Dos horas de trámites para entrar en Marruecos.
Nos pusimos en marcha tras cambiar moneda y repostar, en busca de nuestro destino Fez. La manera más rápida de llegar es atraves de la autopista y así hicimos llegando por la tarde a la ciudad. Con tiempo para hacer alguna incursión en la medina. Ya que el hotel elegido era el Sofitel Palais Jamais, dentro de la medina.
La cena agradable junto a la piscina, sirvió para planificar la siguiente etapa, visitar la medina por la mañana y viajar durante el resto del día hasta Erfoud.
Día 3: Fez-Ifrane-Erfoud
Iniciamos la jornada visitando la medina. Siempre sorprende la medina de Fez, llena de una vida interior, desde los curtidores, hasta los artesanos de la madera, la actividad frenética y la alegría de sus gentes, deja huella en el visitante.
Nos pusimos en marcha con rumbo a Ifrane, estación de ski, donde realizamos un bucle alrededor de Michlifen y los bosques de cedros. Aprovechamos para comer a la sobra de los cedros con la esperanza de ver algún mono, pero no se dignaron a acompañarnos.
Tras la comida y un partido de futbol España-Marruecos disputados por los más pequeños, arrancamos nuestra marcha hacia Midelt, Er rachidia y finalmente Erfoud. No sin antes parar sobre el palmeral de oued Ziz. Llegábamos a Erfoud al atardecer, bajo una tormenta de arena bastante fuerte.
Nuestro descanso en el Hotel Xaluca, donde siempre nos acogen estupendamente. Dos mágicas noche nos esperaban en este lugar.
Día 4: Erfoud-Erfoud
Iniciamos el día con un pequeño cordón de dunas para ir entrenando para el plato fuerte del día, el Erg Cebbi. Por la emisora nada más entrar en la arena se escucharon los primeros atascos, y es que la presión no era la adecuada. Una vez bajada la presión, pudimos superar el cordón sin mayores problemas.
De nuevo en marcha y tras volver a inflar ruedas una pista bastante rápida nos ponía a pie del gran erg.
Pero antes por el camino comenzó el reparto de la ayuda humanitaria que todos llevábamos en los coches, en un poblado, poco frecuentado de la zona.
Al llegar al erg chebbi la tormenta comenzaba a levantarse, obligándonos a refugiarnos en el albergue la Belle Etoile, para comer.
La comida fue agradable y lejos de la arena, pero al retomar la marcha la tormenta era tal que nos impedía adentrarnos en las dunas, por lo que improvisamos un recorrido alrededor de erg, para poder disfrutar de los bancos de arena y los ríos secos.
Pero a Belén le empezó a fallar el coche quedándose atascado a la mínima dificultad en forma de arena. Teniendo que cambiar de nuevo de planes y regresar hacia Erfoud, en busca de Mohamed “el mecánico”.
Mohamed se puso con la reparación mientras íbamos al hotel para refrescarnos, cenar y tomar algo. Y ya de noche volvimos para compartir un té con Mohamed que nos aseguró que el coche estaría reparado a la mañana siguiente.
Día 5: Erfoud-M’Hamid
Eduardo había advertido que esta seria la etapa reina, y así fue. Salimos temprano, bueno no tan temprano que había que recoger el coche de Belén en el taller de Mohamed, el mecánico, que nos tenía el vehículo a punto.
Así que partimos para Rissani, en busca de una nueva pista que va directamente hasta Rmlia, atraves del fuerte de la legión.
La etapa comenzó con la primera dificultad, de superar un oued lleno de cárcavas, a continuación un cordón de dunas nos ponía las cosas difíciles y según avanzaba el día, la tormenta de arena iba apareciendo. Así que a a la altura del fuerte de la legión, ya no había quien estuviese fuera del coche.
Pusimos rumbo sur a Rmilia, pero el coche de Belén de nuevo se quedaba sin tracción, y es que la nueva suspensión arrancaba los palieres delanteros. Llegamos remolcando sobre los arenales a Belén. Y buscamos refugio para comer en un albergue local.
Aun teníamos que cruzar el oued, conocido por su arena. Buscamos un paso que evitara un poco la arena y al final abrimos una ruta fantástica, navegando entre los múltiples cauces del oued.
Una vez superada la dificultad, o eso creíamos, vinieron más dificultades. Un lago seco nos llevó a una trampa de arena donde quedamos todos atascados. A continuación de nuevo por otro lago seco, se nos hecho la tormenta de arena encima, perdiendo toda referencia de la ruta.
Ya era tarde, y tras tanta aventura solo nos quedaba tiempo para buscar una carretera. Pusimos rumbo norte al llamado Portal de Belén, y tras el por una extensa y rápida hamada, llegábamos a Meccissi, tomando la carretera a Zagora y a M’Hamid, la hora a la que llegamos no merece comentario. Pero si me rece mención La Kasbha Azalay que nos aguardó para cenar algo al llegar.
Día 6: M`Hamid-Agdz
Decidimos en el breafing de la noche anterior, salir un poco mas tarde, para descansar de la “paliza” del día anterior.
Tras el desayuno salimos para realizar esta “a priori” etapa relajada. Por carretera, llegamos a Tagounite, donde nos internamos en el palmeral, descubriendo un mundo oculto de pueblos aldeas, gentes, campos de cultivo.
Remontando el Draa, llegamos hasta Zagora, y tras una parada para visitar a Mohamed el gordito y comprar unos coches de juguetes, iniciamos la marcha por el interior del palmeral hacia el norte.
En esta zona las kasbha están presentes a cada paso y la belleza del rio draa junto con las huertas y palmeras, hace de esta ruta una delicia.
Al atardecer llegamos a Agdz, donde nos esperaba Juan Antonio Muñoz, conocido aventurero hoy en una posición mas cómoda y regentando varios hoteles en Marruecos. Pero el de Agdz es especial. Se trata de unas cabañas en el interior del palmeral, a las que solo se puede acceder andando. Y así lo hicimos, dejamos el vehículo junto a la antigua Kasbha de Hara, e iniciamos el camino a pie.
El lugar nos deslumbro, y las atenciones también, buenas cena, buen agua caliente y paz mucha paz, ¿Qué más se puede pedir?
Amanecimos con el canto de los pájaros y desayunamos junto al rio. Juan Antonio nos enseñó el interior del palmeral descubriéndonos algunos de sus rincones favoritos. Tras despedirnos, visitamos la escuela local, donde pudimos donar todo el material escolar que Celia y Juan habían recopilado.
Ya en ruta hacia Marrakech, visitamos la Kasbha de Ait benhadou y nos dispusimos a realizar la pista de “las mil kasbhas”, pero nuestra sorpresa fue encontrarla completamente asfaltada. El recorrido sigue siendo igual de bonito, pero ha perdido esa autenticidad que daba la estrecha pista.
Ya en Marrakech, y una vez instalados en el Hotel, nos dispusimos a hacer una visita a la plaza Jna Fna.
Donde tomamos zumo de naranja, paseamos por los chiringuitos y tomamos fotos desde la terraza del café Argana. Al que no puedo dejar de expresar mi rabia por el hecho ocurrido una semana después, con el atentado, que en nada beneficia a este maravilloso país.
Día 7: Marrakech-Essaouira
Descansamos un poco más, nos lo habíamos ganado. Así que tomamos la salida mas tarde, paseamos por la ciudad y tomamos la nueva autopista a Agadir y Essaouira.
EN poco menos de dos horas estábamos junta a la playa, para disfrutar de un día de descanso y compras.
Comimos en los chiringuitos de marisco y pescado del pueblo, no sin antes negociar duramente el menú.
La comida resulto muy divertida y el marisco de primera. Por la tarde el grupo entero se perdió por las calles de la medina, comprando, fotografiando y tomando algún café o té.
Solo nos quedaba llegar al estupendo hotel Atlas, para la cena y las copas de despedida de Marruecos.
Día 8: Essaouira-Ceuta
Salimos puntuales bajo una lluvia intensa. Solo pensar que de Essaouira a Ceuta es todo autopista se hace extraño, no podremos sufrir las carreteras, el tráfico, los pueblos… y es que todo avanza.
A mediodía estábamos comiendo en Rabat, a la sobra de una estación de servicio y llegamos al atardecer a la frontera. El típico tramite y ya estábamos en España. ¿Pero se habían acabado las dificultades? No, aun nos quedaba el parking del hotel tryp de Ceuta, donde aparcar nueve todoterrenos no es tarea fácil, pero lo conseguimos.
La cena de despedida fue en el restaurante El Benito, y los “pescaitos” supieron a gloria.
Día 9: Ceuta-Algeciras
Embarcamos sin contratiempos, rumbo a Algeciras, la aventura tocaba a su fin. El año que viene Dios dirá, pero tal y como están las cosa nadie puede asegurar nada. En el puerto, nos despedimos dividiéndonos en tres grupos los de Barcelona, los de Valencia y los de Madrid. Muchas gracias a todos los participantes, y patrocinadores (Jugorsa, Ser 4×4, Oticel sistemas, Rogusa) por su colaboración y paciencia.
Y vayan estas líneas dedicadas a las víctimas del atentado que una semana después tiño de rojo la plaza Jna Fna…. Una promesa, no podréis con nosotros, siempre volveremos a Marruecos.
El año que viene más…

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