20 y 21 de Febrero

En esta segunda edición elegimos Portugal para esta Reunión de amigos. Y la nieve apareció de nuevo.

El viernes por la noche nos dábamos cita en la bella localidad de Puebla de Sanabria, y donde mejor que en su bien acondicionado Parador nacional.
Poco a poco iban llegando los miembros de este grupo de amigos, que anualmente se reúne para celebrar una ruta “gastronómica” y que en sus dos ediciones siempre ha tenido presente la nieve como protagonista.

Una vez todos reunidos y cargados los GPS para las rutas siguientes, nos reunimos para cenar en un salón habilitado para el grupo. Tras la cena el breafing, donde Eduardo presento a Fany, Gildo y Raúl de Meigalicia, artífices del recorrido.

Tras el breafing, buen ambiente de charla y mus, hasta bien entrada la noche.

Ya por la mañana iniciamos el recorrido, que constaba de dos partes, primero una visita turística al parque natural de los lagos de Sanabria, que se hacía íntegramente por carretera, bajo el gélido frio reinante. El lago de abajo fue el primero en recibirnos, el paisaje espectacular, y la nieve arriba en las montañas.
Seguimos ascendiendo hasta la laguna de los peces (la de arriba) y cual fue nuestra sorpresa al comprobar que la laguna estaba desaparecida debajo de una capa de hielo sobre la cual había nevado copiosamente (unos 80cms calculamos Rafa y yo) dejando el paisaje como si de unas praderas nevadas se tratase.

De nuevo en los coches, ya que el frio reinante no se podía aguantar mucho tiempo, descendimos de nuevo hasta Sanabria, haciendo una parada técnica en el Parador. A continuación atravesamos el pueblo, para tomar la pista que nos llevaría directamente a Portugal.
Nada más entrar en el camino, nos dimos cuenta que el barro seria abundante durante toda la jornada. Y se puso a nevar… Javier, desmonto su moto de campo y sus hijos disfrutaron de todo el recorrido alternándose a sus mandos. Mientras el resto de coches avanzaba rumbo a Portugal.

La curiosa localidad de “Rihonor” marcaba el paso fronterizo. Este curioso pueblo mitad español, mitad portugués, se ha regido durante años con un solo alcalde, y tiene las tiendas en el lado Español y los bares en el lado portugués.

Salimos del pueblo internándonos en pistas, con alguna estrechez, donde “el Hummer” y “la Tundra” pasaban rozando sus pulidos laterales.
En un despiste un grupo completo toma el camino equivocado, provocándose algo de confusión, que finalmente se solventa, volviendo sobre sus pasos, encabezados por Jesús y su Tundra.
Ya tocaba la hora de comer y que mejor sitio que un merendero junto a un molino, con mesas para que Roberto pueda hacer su despliegue de medios en forma de viandas, el resto del grupo colaboraba aportando vino, pan, aceite, tomates, etc., etc.

Por la tarde hicimos una breve parada en la Pousada, que serviría de alojamiento más tarde, para dejar los coches más “sensibles” al rayado, ya que habría a continuación algún tramo estrecho entre ramas.

Y efectivamente así fue, el recorrido resulto muy interesante junto al cauce de un rio, y en una subida llena de barro, que todos pudimos superar sin problemas.
Ya casi al final de recorrido un pequeño vadeo y otra subida sirvió de colofón a la jornada. Regresando desde el pequeño pueblo de Valverde hasta Braganza, donde la confortable Pousada con excelentes vistas al castillo y la ciudad, nos esperaban.
Pero al tomar la carretera, Figu, paro en el arcen, la reductora de su Mercedes G500 no salia, teniendo que volver a la Pousada despacito. La cena, a base de unos entrantes de Bacalao y fabada trasmontana, fue rematada con una tertulia en el salón junto a la chimenea.
El domingo amaneció completamente nevado, según abrimos las cortinas de nuestras habitaciones comprendimos que la etapa prometía, y así fue…
Primero de todo, Figu, reviso sus coche, no pudiendo hacer nada, y teniendo que llevarlo hasta Sanabria, para montarlo en una grua. E incorporandose mas tarde a la hora de la comida acompañado por Jesus y santi.
Nos pusimos en marcha, tras un breve enlace por carretera, ascendiendo por una pista nevada rodeada de pinos al más puro estilo nórdico. Coincidimos con un grupo de ciclistas que ascendían desafiando al tiempo, la nieve y el barro… Unos campeones!!!

De pronto en la emisora se escucho un Huyyy!!!! Algunos comprendimos que algo había pasado, y en efecto, Rafa al frenar su impresionante Mercedes GL, patino hasta ir a parar contra el parachoques, que digo parachoques, la viga metálica que Gildo lleva en la trasera de su “curtido” Patrol.
El choque no tuvo más consecuencias que algunos desperfectos en ambos vehículos, y no impidió continuar a ninguno de los dos.
Las pistas cada vez tenían más nieve, según íbamos ascendiendo hacia el Santuario Da Serra. La niebla además cubría casi todo en lo alto.

Empezamos a descender, hasta que en un punto la nieve desapareció, convirtiéndose en barro, abundante barro. En este tramo pudimos disfrutar de un par de pueblecitos con iglesias de piedra y calzada portuguesa de granito, con mucho encanto.
En un punto del recorrido Javier siguiendo a Eduardo, y por consiguiente su hijo con la moto, se despistaron en un cruce, metiéndose por un camino embarrado, del que costo salir una vez percatados de la perdida.
Mientras Ángel y Raúl los esperaban, tomando un breve “piscolabis” y el resto del grupo un poco más adelante, esperaba reparando con cinta americana el Mercedes de Rafa.
Quedaba poco para la hora de la comida y el final de la ruta, que terminaba en un bello paraje, junto a un lago. Quedaba la comida final, que resulto algo “turbulenta” ya que el regente del restaurante, no entendió o no quiso entender en qué consistía el menú. Aunque en su defensa hay que decir que el guiso de carne que nos preparo estaba exquisito.

Finalizábamos así esta segunda edición de la ruta “Amigos de Gismero” esperando que el año que viene se pueda repetir.
Agradecer a Ángel Gismero, su poder de convocatoria, y al resto del grupo su hospitalidad.
Texto y Fotos: Eduardo Celdran

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