1,2 y 3 de Mayo



Nos reunimos en una de las tierras que esconde mas historia de España, y con unos paisajes extraordinarios, Las Merindades nos trato de maravilla.
Gracias a la invitación de mi amigo Luis Alberto Ugarte, que me ayudo con los recorridos, permisos e intendencia, hemos podido disfrutar de una ruta inolvidable.
Nos dimos cita el jueves 30 en el hotel Alhama de Medina de Pomar, pero al quedarse pequeño ante en número de inscripciones tuvimos que recurrir al cercano Hotel Ciudad de Medina.
Según iban llegando los participantes, se iban sentando a la mesa del restaurante El Olvido, donde nos atendieron fenomenalmente.
La ruta comenzaba el viernes por la mañana con un breafing explicativo de las zonas a recorrer, las paradas, etc. Como éramos 25 vehículos, decidimos que lo más practico seria hacer dos grupos, y así comenzamos la marcha de la primera etapa. Tras comprar pan (30 barras) para todo el grupo salimos con destino a Miñón, para a continuación dirigirnos a Villanueva de la Lastra, para enseguida abordar una pequeña trialera en descenso junto al campo de Golf local, pero que al estar seco el terreno no presentaba más dificultades que unas profundas roderas. Continuamos hacia la siguiente trialera, bautizada por todos como la “V”, se trataba en efecto de una V de unos 150mts de largo sobre un terreno blanco, y por donde los vehículo debían llevar una rueda por cada pared de la “V”, al haber irregularidades algunos coches levantaban alguna de sus ruedas al superarla, y la dificultada o el peligro residía en nos caer al fondo de la V con dos rueda, lo cual hubiese supuesto apoyar la carrocería sobre el terreno. Por suerte no fue así y todo lo superaron sin problemas y con la ayuda de Enrique, Iván y Eduardo que iban indicando a cada coche. De nuevo en ruta, nuestro siguiente destino era El Vado, donde nos uniríamos con el rio Nela, el cual acompañamos hasta Trespaderne. En esta localidad realizamos la visita al castillo de Tedeja, desde donde se divisaban unas vistas estupendas, hacia el cañón del Ebro, la desembocadura del Nela en el Ebro, la localidad de Trespaderne y todas las montañas circundantes. De nuevo en el valle y ahora junto al Ebro, la pista se internaba en un pinar lleno de barro, que hizo las delicias de los participantes. Poco quedaba que hacer, más que comer, y donde mejor que en una localidad amurallada y presidida por un espectacular castillo, Frías. La comida se celebro junto al rio, presidido por un espectacular puente medieval y el café lo fuimos a tomar a casco histórico, siempre bajo la amenaza del la torre del castillo, sorprendentemente sujeta a lo alto de una peña. Ya por la tarde nos paramos en Tobera, para visitar la ermita del Cristo de los remedios y su famosa cascada, que forma parte del pueblo como si fuera una calle más. De nuevo en ruta y debido al retraso acumulado, decidimos no visitar el museo etnográfico y continuar nuestra ruta en dirección a la Central nuclear de Garoña, estrategicamente ubicada junto al Ebro y en el centro del valle de Tobalina. Todos los pueblos a su alrededor lucen caminos asfaltados y pistas en buen estado, ante una eventual necesidad de evacuación. Nuestra siguiente parada seria en Herran, donde el desfiladero de Purón, merecía una parada. Este desfiladero natural servía de paso entre Castilla León y el País Vasco, y tiene unas similitudes al desfiladero del Cares en Picos de Europa. De nuevo en ruta y tras visitar varios pequeños pueblos, llegamos a Pedrosa de Tobalina, donde la parada consistía en la visita a la cascada que el rio Jerea deja en la localidad. Y que en época de lluvia resulta espectacular y en verano un lugar ideal para darse un baño. El rutometro nos devolvía a Trespaderne, pero aun quedaba por recorrer unas pistas rápidas hasta Cebolleros, donde pudimos visitar un castillo construido recientemente por un particular, el Castillo de las Cuevas. Poco más de 8Kms nos separaban del hotel, donde finalizamos la etapa con el tiempo justo para asearnos e ir a cenar a la Cervecera Los pinos, donde nos atendieron fenomenalmente. Después de la cena y ya en el hotel, los más resistentes se quedaron de tertulia hasta bien entrada la noche. La segunda etapa, sería mucho más corta, y menos turística. Salimos desde la gasolinera de Medina de Pomar, en dirección Pomar, Villamezan y Santurde, todas ellas pequeñas localidades pedanías de Medina de Pomar. Una zona más alta nos brindaba buenas vistas del castillo y nos acercaba entre roderas hasta Miñón. Desde este punto, prácticamente volvimos a Medina de Pomar, para la visita al puente romano del rio Nela. Por un estrecho camino seguimos su margen durante unos kilómetros hasta que cambiamos de rumbo en Moneo, para ascender a “La rasa” atraves del pueblo de almendres. La rasa, son unos pastos verdes, repletos de ganado situados en la contra sierra de la Tesla. Tas atravesar los prados y sus bosques de pino, realizamos una breve parada para el aperitivo junto a un refugio forestal. Continuamos camino hasta Gobantes, y desde allí nos dirigimos hasta Perex. En su monte público celebramos la comida campera en un claro del bosque y bajo un sol esplendido. Tras la comida, Oteo, pueblo del apellido de un servidor, nos recibió entre sus casa de piedra. Allí tomamos un breve enlace por carretera que nos llevo a Villmor. La pista ahora entre monte bajo y campo de cultivo, nos llevaba hasta Boveda de Ribera. Desde el pilón de esta localidad, y por un estrecho camino con vadeo de arroyo incluido y barrizales casi secos, pero aun interesantes, llegamos a Rosales. La pequeña localidad de Rosales, provoco algunos líos de orientación entre los participantes, lo cual provoco algunos momentos divertidos en el grupo. La última parada del día seria en el mirador de las Merindades, precioso balcón natural que brinda unas vistas perfectas sobre toda la comarca. Ahora la pista estaba lleva de roderas, testigo de atascos memorables, de anteriores rutas, San Martin de Mancobo, pueblo abandonado, y Villacomparada fueron los últimos pueblos que vistamos antes del final en Medina de Pomar, y concretamente en el Convento de Santa Clara, donde teníamos concertada una visita. Visita que resulto muy interesante, tanto por las explicaciones que nos dio el guía, como por los tesoros que esconde en su interior. El resto de la tarde se destino a descansar, ver el Madrid-Barca, o visitar el casco antiguo. De nuevo cenamos en la Cervecera Los Pinos, y de nuevo todos quedamos satisfechos. La tercera etapa, consistía en rodas durante un par de horas por el circuito que nuestro amigo Luis Alberto Ugarte y su club Merindades 4×4 tienen en la localidad. Así que nos dirigimos a él, y pasamos un rato muy entretenido entre subidas, bajadas, pasos de cresta, charcas de agua, curvas con inclinación lateral, etc. Tras el circuito visitamos el museo del Castillo de Medina de Pomar y tras hacer espectaculares fotos desde su cubierta, nos dirigimos al Restaurante Martínez, donde celebramos al comida final, que también resulto un éxito. Y es que la gastronomía de la zona merece mucho la pena. Así, después de comer nos despedimos, prometiendo que el año que viene habrá más recorridos, y podremos disfrutar de esta estupenda comarca de Merindades. Donde sus gentes y autoridades nos acogen amablemente. Hasta la próxima. Texto y Fotos: Eduardo Celdran.