10, 11 y 12 de Octubre



Junto al norte de Portugal, y separadas por el Miño, se encuentran las rias Baixas. Allí estuvimos.
Mereció la pena el atasco de salida de Madrid, para reencontrarnos con nuestros amigos e inicar la temporada de rutas. Y donde mejor?, en Galicia, de la mano de Meigalicia e Iberutas 4×4 y por las Rías Baixas.
La mañana del sábado amaneció cubierta de niebla y bajo el típico “cala bobos” gallego. Inicamos la ruta una vez repostado y con el pan en el macuto.
Un enlace a Tui, para iniciar la ruta en la puerta del parador, sirvió para familiarizarnos con las estrechas carreteras.
Comenzamos el recorrido internándonos en el parque natural de Aloia, internándonos prontos en espesos bosques de pino y eucaliptus.
Para entrar en contacto con el terreno, primero, el recorrido, discurría por pistas, hasta llegar a Petroglifos de Portaxes. Donde hicimos la primera visita del día, a pie. Se tratan de unas extrañas inscripciones realizadas en la roca natural en forma de círculos concéntricos.
De nuevo en ruta, las mojadas pistas nos llevaron a un paso en bajada, con cierta inclinación. Todos lo superamos sin problemas, bajo las indicaciones de Carlitos, Edu y Gildo. De nuevo en ruta, nuestro recorrido nos llevaba hasta el lugar previsto de comida, un cobertizo sin tejado, situado en un merendero. Como estaba lloviendo hubo que ponerse manos a la obra, e improvisar una tejado con las lonas que Gerardo, Juan y Edu llevaban. Bajo las lonas pudimos comer, pese al “chirimiri”…
Como siempre la comida, fue abundante e imaginativa.
Tras la comida retomamos la marcha en dirección a las dificultades del día, no si antes realizar los apaños pertinentes en la emisora de Gerardo, tras arrancar la antena del techo. Finalizando la ruta en la Virxe da roca, en las cercanías de Baiona. Estefania, nos explico su historia, y pudimos visitarla y disfrutar de las magnificas vistas desde su balcón.
Ya de vuelta en el hotel, pudimos comentar las mejores jugadas mientras cenábamos y los más “marchosos” aun tuvieron ganas de conocer el ambiente de Baiona.
El domingo amaneció uno de esos días que uno quiere tener cuando visita Galicia, sol esplendido.
Iniciamos la ruta desde prácticamente la puerta del hotel, en dirección al faro Sillero, desde donde pudimos contemplar unas magnificas vistas de las conocidas Islas Cies, así como de todas las Rías Baixas. La primera foto de grupo, nos reunio a todos frente al mar.
De nuevo en ruta, comenzamos subiendo hasta la zona donde hace pocos años el fuego arraso los inmensos pinares, encontrándonos varios cazadores colocados en sus puestos, esperando que algún jabalí hiciera aparición.
A continuación encontramos uno de los primeros pasos pedregosos del día y que gracias a las indicaciones de Gildo sorteamos todos sin problemas. Poco después un pequeño paso de barro, en un gran prado verde, haría que Jorge a los mandos del Toyota tuviera que realizar un par de intentos para superarlo.
Llegaba la hora de la comida, nos salimos de la ruta momentáneamente y Estefanía nos llevo hasta un merendero cercano, donde pudimos degustar entre otras cosas, morcilla de Burgos, chorizito criollo, albóndigas de Ainhoa….
Tras la comida, la ruta continuaba subiendo por pista hasta “O niño do Corvo”, donde pudimos divisar una gran panorámica de la desembocadura del Río Miño, así como Portugal en la otra orilla. Aprovechamos este punto para hacer una foto de grupo, ¿donde mejor?.
El resto de la tarde nos depararía varias subidas y bajadas de cortafuegos, uno de ellos con entrada en curva, donde los coches largos debían maniobrar antes de emprender la subida de 45º.
El ultimo cortafuegos en subida del día, Carlos y su tripulantes, dieron emoción a la tarde, al quedarse inclinados lateralmente a medio camino de un cortafuegos.
Con la ayuda de los cabestrantes de Fernando y Enrique, en un principio y con el de Gildo finalmente, se pudo sacar el coche y devolverlo al camino, provocando los aplausos de los que presenciaban el rescate.
Tras el pequeño incidente, continuamos ruta dirección Oia, donde pudimos divisar una preciosa puesta de sol al fondo del Océano, finalizando la ruta del día en este punto.
La vuelta al hotel, seria sin prisa pero sin pausa ya que nos esperaba para la cena en el restaurante O Tesouro de Nigran, donde degustaríamos algo de Marisco y buen vino Albariño.
Aprovechando la ocasión, “Santa” Pilar y “San Eduardo”, nos invitaban a todos a unas botellas de Cava para brindar por sus respectivos santos.
El lunes, una vez más amanecía un día esplendido con una temperatura que bien sorprendía, para ser el mes de Octubre. El día empezaba con la visita a pie, de la carabela “La pinta”, amarrada en el puerto de Baiona, para conmemorar la vuelta de Colon a España, precisamente a este puerto. Tras las fotos pertinentes, comenzaba la ruta de día, con las bajas de Pablo y Julio que decidieron ir regresando a sus ciudades, un buen atasco nos esperaba… Ya en ruta comenzamos con una subida por una bonita calzada romana, donde algunos “escalones” lo hacían interesante y a la vez enigmático preguntándonos como podían circular con carros por aquellos “andurriales”. Una vez coronamos a lo más alto, sobre Baiona, de nuevo pudimos disfrutar de unas bonitas vistas. Para finalizar, aun nos quedaban, dos pasos trialeros que darían un poco más de emoción a la ya intensa mañana. Gracias a las indicaciones de Gildo y Raúl, todos las superamos sin incidentes. Se trataban de un paso en bajada por un pedregal impresionante y con una zanja antes de salir a una pista. Y la segunda se trataba del paso de una zanja, donde preparando la ruta Gildo, rompió el cristal trasero del Patrol debido a la gran torsión a la que se sometía a los coches. Afortunadamente y gracias a las indicaciones de Gildo, Raul, Edu y Carlos, todos lo superamos sin problemas.
Antes de la vuelta a casa, repusimos fuerzas en el merendero, donde acababa la ruta.
La tarde se presentaba larga por el gran atasco de vuelta a Madrid, tal y como nos informaron los que salieron por la mañana. Con paciencia todos llegamos a casa sin problemas.
Hasta la próxima.
Texto: Carlos Celdran, Fotos: Eduardo Celdran