1,2,3, 4 de Noviembre

Por primera vez en la historia de Club organizábamos una ruta por esta zona. Y resulto ser una autentica aventura 4×4.

RUTA COSTA DA MORTE 2007 En la madrileña localidad de Villalba nos dimos cita para comenzar el largo viaje hasta Galicia, un grupo de los 14 coches, 30 personas y 8 niños, que asistirían a la travesía, harían el viaje juntos, respetando los limites establecidos y con parada a comer en Villafranca del Bierzo.
A media tarde comenzaban a llegar a Cabana de Bergantiños y mas concretamente a la Aldea de Anos, todos los participantes. Una vez instalados en la tres estupendas casas rurales elegidas por la organización, La Caso de Xastre do Anos, Las casa de Verdes y la Casa do Vento, los participantes se iban reuniendo en el bar local. El cuartel general seria en Xastre do Anos, de donde salían y llegaban todas las rutas y se celebraban las cenas. La primera cena no podía defraudar a nadie, y una tortillas caseras (especialidad de la casa) pimientos de Padrón y Caldeirada de Pescado formaban el menú, y claro no podía faltar la Queimada de bienvenida. Belén hizo las veces de “Meiga” y leyó el conjuro correspondiente.

La primera ruta, en colaboración con Meigalicia (empresa de turismos rural en la Costa da Morte), contó Estefanía y Tito como Cicerones, y resulto ser un éxito.
Esta primera ruta la denominamos “de costa” pues discurría en las cercanías de la misma entre estrechos caminos con bonitas “corredoiras” y trialeras que hicieron las delicias de todos los participantes.
Una parada en la Pedra da Serpe sirvió para que nuestra guía turística se estrenase en sus explicaciones. A continuación una panorámica, a vista de pájaro, de la desembocadura del río Anllons, sirvió para establecer tres grupos para marchar un poco mas ligeros, por los estrechos caminos gallegos.
Las aldeas de Tella, Anllons y Leas, sirvieron para tomar contacto con las gentes del lugar y dejarnos a pie de la primera trialera del día.
“Pedra Vixia” seria el lugar escogido para la comida, entre robles y fuentes, una zona recreativa muy agradable con compañía de un día espléndido, sirvió para que todos degustasen sus picnics y el buen café servido por el infatigable Enrique.
Por la tarde aun quedaba mucha tela que cortar y lo primero fue hacer la visita al Castro Celta de “A Cida”, no sin antes un despiste en mitad del pueblo de Baio, donde todo el grupo invadió de todoterrenos, y en todas las direcciones en las calles del Pueblo.
De nuevo Estefanía nos explico a los mayores y sobre todo a los mas pequeños la historia y origen del Castro Celta. De nuevo en ruta, los caminos cerrados de vegetación nos seguían sorprendiendo a los de “la meseta”. Ya anocheciendo una bajada hasta la costera Laxe, nos llevo a dudar de, sí era posible continuar por lo cerrado de la vegetación, evidentemente los chapistas iban a tener trabajo a la vuelta, pero la trialera lo merecía.
En Laxe, la ruta finalizaba en el mismo faro, que nos servia de foto de portada del rutometro.
Tito, guerrero curtido en mil batallas, propuso una “especial” nocturna con vadeos incluidos y lógicamente, casi todo el grupo accedió a la invitación. La ruta se internaba por corredoiras hasta llegar a un par de vadeos, uno de ellos con mas profundidad y otro con mayor longitud, al haber inundado el río parte del camino en ambos márgenes del cauce. Toda una experiencia que abrió el apetito de los participantes.
Si la primera cena fue impresionante, como iba a ser menos la segunda, el amigo Diego había traído especialmente para nosotros 5Kgs de pulpo y por si fuera poco una cocido gallego “de postre”… Esa noche no pudimos con la queimada y todos caímos rendidos en la cama.

El sábado íbamos a realizar la ruta “de Montaña” con un recorrido interior que nos llevaría a las cumbres mas elevadas de la zona para divisar el paisaje y los parques eólicos a pleno rendimiento.
La salida neutralizada nos llevo hasta Vimianzo, donde Estefanía nos guió por la visita a su castillo. Aquí pudimos ver a las tejedoras y las encajeras haciendo lino y encajes de bolillos, respectivamente.
Ya en marcha la primera dificultad, era una fuerte subida hacia un parque eólico, las dudas de Eduardo y Fernando, ambos con todocamino, se disiparon al conseguir ascender, no sin algún roce en los bajos. Ahora circulábamos por tierras altas, rodeadas de lagunas pasando por Sta. Cristina, Suxo y Quintans de Muxia.
A partir de aquí nuestro camino coincidía con el Camino de Santiago en su “propina” hasta Muxia y Finisterra. Allí donde van los peregrinos a tirar sus botas al mar. La parada de la comida estaba fijada en Dumbria, y como el tiempo acompañaba, se respeto el plan, dando paso a una agradable comida campestre, en una área recreativa. Tras la comida, los caminos nos conducían hasta Albarellos tras pasar por esta aldea, el camino ascendía vertiginosamente hasta una estación de radar, donde Tito nos tenia preparada una bajada muy pronunciada y una posterior subida con salida complicada al camino. Todos, excepto los todocaminos superaron el “envite” y algunos como Manolo y su Tuareg quisieron poner al limite su maquina y probar a ascender dicha rampa, totalmente cubierta de hierba, y que la hacia muy resbaladiza.
Continuas aldeas, como Boudañeira, Castrelo y Roalo nos llevaron a una zona complicada donde había que seguir el rutometro con mucha atención pues los caminos eran muy poco visibles, tan poco visibles que en ocasiones tan solo eran el corte de las retamas las que marcaban la línea a seguir. Tras alguna perdida, todos superamos tan difícil zona, llegando hasta la ermita de San Bartolo, lugar donde finalizaba la ruta y que nos brindaba espectaculares vistas del atardecer.
De nuevo Tito, tiro “el guante” y, esta vez todos, lo recogimos. En 5 minutos estábamos inmersos en una nueva “especial nocturna” bajando una camino en zigzag tan estrecho que los coches largos tenían que hacer constantes maniobras. De nuevo fuimos a parar a un vadeo para finalizar la jornada. El hambre ya cundía por lo que la cena debía estar a la altura.
El menú esta vez consistía en 18Kgs de marisco: Centollas, Buey, Necoras, Almejas a la marinera y Berberechos… casi nada. Por si alguien se quedaba con hambre una exquisita carne asada con patatas de la tierra, cerraban el menú. Hoy si hubo fuerzas para contar historias alrededor de la Queimada y nos fuimos a la cama a altas horas de la madrugada.

El domingo la etapa era mas corta, terminando con una comida, para facilitar, la larga, vuelta a casa. Salimos guiados por Tito, en las primeras viñetas, pero pronto se separo del grupo para esperarnos en un largo vadeo que todos superamos si dificultad, excepto Eduardo y su Rav-4 que prefirió no forzar mas, su “tocada” montura, y esperarnos en el museo final de ruta. Una pena pero la cordura dictaba que no arriesgara el viaje de vuelta. Continuamos ruta por una zona interior que nos llevaría a la visita de unas piscinas naturales rodeadas de vegetación y cascadas de agua, que nos dejaron francamente impresionados. Tito propuso, una vez mas, una “especial” de las suyas, pero solo apta para coches cortos, pronto una grupo de voluntarios se apartaron del camino para internarse en una difícil trialera donde era imposible de realizar los giros con coches largos, todo un disfrute. El resto de resignados porque “el tamaño sí importa…” en este caso, claro. Continuamos camino entre corredoiras de gran belleza y visitando un parque eólico en lo alto de la sierra. Parque que nos llevo directamente a una trialera en bajada. Una vez a nivel una profundo barrizal nos impedía el paso a tan solo tres kilómetros del fin de la ruta.
La zanja provocada por una maquina extractora de madera, no era transitable por nuestros coches, por lo que decidimos rellenar la “huella” con troncos para poder pasar. Todo el grupo colaboró en esta empresa que se culmina con éxito, pudiendo llegar a tiempo a la visita al museo, situado en el estupendo Pazo de Torres do Allo. Finalizada la ruta, una Parrillada de carne nos esperaba, dando por finalizada la ruta después de comer e iniciando todos juntos el regreso a Madrid.
No sin antes despedirnos de nuestros nuevos amigos gallegos y dejando sobre la mesa una futura ruta desde los Ancares leoneses hasta Finisterra. Pero eso será en 2008…..
Texto: Eduardo Celdran Oteo
Fotos: Eduardo Celdran,Manuel Lopez y Juan Alonso

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